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A buen seguro que durante mucho tiempo vamos a hablar de diferentes proyectos relacionados con la impresión 3D en nuestro entorno, por eso, lo mejor sería explicar cuáles son las diferentes tecnologías de impresión 3D y que estas premisas sirvan como base para posteriores artículos. Vamos con la explicación.
Por una parte, tenemos la impresión por Deposición o Extrusión (Fusion Deposition Modeling, FDM), la que casi todos conocemos. Consiste en que el objeto se va formando mediante la adición de capas de un material que va fundiendo un cabezal o extrusor. Suele ser un material plástico o polímero que viene enrollado en pequeñas bobinas o filamentos; pero también se pueden emplear metales, cementos e incluso materiales orgánicos como células madre o comida. En estos últimos casos, el material llega al extrusor desde cartuchos o compartimentos.
Es la más habitual porque tanto los materiales (en el caso de los polímeros) como las propias máquinas son relativamente económicos.
Otro tipo de impresión en 3D es la conocida como Fotopolimerización o Estereolitografía. En este caso una luz ultravioleta o láser actúa sobre una resina pseudolíquida especial, sensible a la luz, para solidificarla por capas y crear el objeto en cuestión. Es una de las tecnologías más caras, pero también más precisas, de creación en 3D.
Una variante de esta tecnología lo que hace es expulsar pequeñas cantidades de esta resina fotosensible, capa por capa, que casi al instante se van solidificando gracias al efecto de luz ultravioleta.
Un tercer modo de impresión en 3D es el conocido como Compactación mediante laser o SLS (Selective Laser Sintering). En este caso el láser de la impresora compacta un material en forma de polvo, similar al yeso. Se van añadiendo capas de este material y solidificando las diferentes áreas, para dar forma a la pieza. El polvo puede ser de cristal, cerámica, metálico, composite, plástico…lo que hace variar la composición del objeto.
También hay impresoras similares por Inyección en las que el elemento que compacta el polvo no es un láser sino una sustancia coaligante.
Una de las ventajas de esta tecnología es que se puede emplear tinta para dar color a las diferentes partes de la pieza. Entre sus inconvenientes, destacar que en muchos casos hace falta un laborioso proceso de secado y tratamiento del objeto creado.
Hay otros tipos de impresión 3D que combinan algunas de las tecnologías anteriores, pero a día de hoy, estos son los más utilizados.
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